Es curioso en El Salvador saber de empresas que realmente viven la responsabilidad social, generalmente pensamos en la existencia de intereses particulares de por medio. Personalmente en el caso de DIANA no puedo negar lo anterior porque no poseo la información pertinente para realizar ese tipo de conclusiones. Sin embargo, puedo destacar que el alto grado de responsabilidad social para con sus empleados y su entorno ha sido heredado de sus fundadores, quienes a título personal también han realizado importantes aportaciones a la sociedad salvadoreña.
Por ejemplo entre sus contribuciones se pueden nombrar donaciones de equipo médico a instituciones de beneficencia, apoyo para la construcción de un centro de capacitación en San Vicente y donaciones del terreno, construcción y equipamiento del Instituto Pablo Tesak, en Usulután.
De igual forma, la política de trato con los empleados y sus familias se ha mantenido en el tiempo fiel a las directrices trazadas en los orígenes por Don Max Olano y Pablo Tesak.
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