La Republica de El Salvador, tradicionalmente
conocida como “el pulgarcito de América”, debido a su pequeña extensión
territorial de 21,040.79 Km cuadrados, pertenece a la región geográfica de
América Central, y alberga una población que asciende a 6, 181,405 habitantes.
Como es característico de los países latinoamericanos, El Salvador cuenta con
una diversidad de paisajes naturales, que por su cercanía a la modernidad,
permite a quien le habita y visita, el desplazarse rápidamente por sus
ambientes. Está constituido por 14 departamentos, su capital es San Salvador y
las ciudades que le siguen por su importancia económica son Santa Ana y San
Miguel. Por otra parte, el 58.5% de su
población es menor de 30 años, por lo que se cuenta con una población bastante
joven, facilitándose la renovación generacional en los ámbitos productivos y de
la sociedad en general.
Por su reducido espacio territorial, El
Salvador padece de sobrepoblación, lo cual constituye desde hace muchos años,
uno de sus mayores problemas, debido a su incapacidad de proporcionar las
condiciones de vida adecuadas, por lo menos en el límite de la normalidad, a
toda su población. Existe una grave
diferenciación de clases sociales, pudiéndose contemplar a simple vista, el
reparto desproporcional de la renta: colonias amuralladas con vigilancia al
lado de espacios abiertos con casas de
láminas y cartón. Con el paso de los
años, la situación de pobreza, los frecuentes desastres naturales, el
desempleo, la falta de inversión en nuevas infraestructuras de producción, el
conflicto armado, la violencia e inseguridad, constituyen los motivos de mayor
peso que acrecientan el flujo migratorio hacia Estados Unidos y otros países
desarrollados, en busca de mejores oportunidades laborales, que sustenten los
medios para el envío de remesas a sus familias[1].
La historia salvadoreña, ha estado
fuertemente vinculada al trabajo de la tierra, la ganadería y al comercio. El cultivo y exportación del café, fue por
años su actividad principal, hasta que la crisis de los precios del grano, lo
golpearan, obligándolo a reconvertir sus actividades económicas, sin cambiar el
modelo agroexportador desarrollado hasta ese momento. Con la llegada de los
años ochenta y noventa, la producción de productos primarios perdió importancia
en la captación de divisas, surge la industria maquilera y las remesas cobran
una participación significativa en la economía salvadoreña. Por otra parte, los
inicios de la globalización anunciaban una crisis sin precedentes en el
empresariado salvadoreño. Las grandes empresas extranjeras absorbían el mercado
de las empresas locales, dando como resultado el deceso de aquellas que no contaban con los recursos
necesarios para competir en mercados abiertos.
Todos estos cambios ocasionan fuertes movimientos migratorios del campo
a la ciudad; campesinos abandonaron sus tierras y decidieron convertirse en
obreros de maquilas, sometiéndose a precarias condiciones laborales; al mismo
tiempo, los sectores de servicio y comercio se desarrollan, siguiendo el curso
de la globalización. La inconformidad
que generaba todo este tipo de vicisitudes, ocurridas una tras otra, provocó
cierta aversión del salvadoreño respecto a su entorno, formándose en la
sociedad una admiración bastante pronunciada por la cultura foránea, la cual se
acrecienta aún más, por el boca a boca de quienes contaban con familiares en
EEUU y relataban lo bien que era habitar en dicho país. Esto produjo serios cambios en la identidad
salvadoreña, a tal punto de adoptar costumbres y formas de pensamiento
correspondientes a la cultura norteamericana, marginando con el tiempo los
valores, costumbres y el apego al patrimonio cultural propio. Hoy en día, la
comunidad indígena es muy reducida, la mayoría de la población nunca ha tenido
contacto con ella, y en las escuelas no
se enseña el Náhuatl.
Indudablemente todos estos acontecimientos y realidades han incidido positiva o negativamente en el desarrollo de las MIPYMES salvadoreñas, las cuales son el resultado del ritmo de crecimiento y desarrollo del mismo país.
Indudablemente todos estos acontecimientos y realidades han incidido positiva o negativamente en el desarrollo de las MIPYMES salvadoreñas, las cuales son el resultado del ritmo de crecimiento y desarrollo del mismo país.
[1] Repercusiones de
la migración en El Salvador en: Rivera Funes, Oscar Francisco. (2005). Las
migraciones internacionales y sus efectos económicos en El Salvador. Revista electrónica Población y salud en
Mesoamérica, 2, art.5; o
http://www.ccp.ucr.ac.cr/revista/volumenes/2/2-2/2-2-5/index.htm