El gigante Sabritas presionó en el 2001 la palanca de velocidad de DIANA, quien identificando los puntos débiles de su competidor estableció su plan de acción, iniciando con una distribuidora en el Distrito Federal, trasladando a 20 empleados para capacitar a unos 200 vendedores mexicanos.
Las dos fortalezas de DIANA al momento de echar andar su plan de acción eran las siguientes:
v Variedad de productos a un menor precio debido a su ahorro en algunos costos. (En aquel entonces, en sus plantas ya funcionaba una imprenta que elaboraba los empaques de sus marcas, una refinadora de aceites y fabricaba su sémola de maíz, con materia prima local y extranjera).
v Mayor número de productos. (Había creado 24 marcas y, el gigante mexicano, sólo 16).
La estrategia inicial de la empresa superó los 20 millones de colones, sin contemplar hasta ese momento la construcción de una planta en ese país.
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