De acuerdo con Sanchis
& Ribeiro (1999), el proceso de desarrollo es una de las características
básicas de la evolución de las economías desarrolladas y de sus empresas, es
decir, que forma parte del proceso de desarrollo económico y social. Lo cual indica, que la velocidad adquirida
por las empresas para lograr sus objetivos de crecimiento, dependerán en gran
medida del nivel de desarrollo del territorio al que pertenezcan. Dichos autores, sostienen a la vez, que el
desarrollo empresarial se consigue mediante la expansión y diversificación de
actividades, aspectos que se presentan en distintas etapas del mismo y que por
los efectos que tienen en la generación de empleo e inserción responsable en
nuevas realidades, convierte a la empresa en agente de desarrollo.
El proceso de expansión se
hace posible mediante estrategias sucesivas como la penetración en un mercado
nuevo, nacional o internacional, la expansión geográfica, el desarrollo o
complementariedad de productos o servicios y la entrada en nuevas áreas de
actividad. Sin embargo, el flujo puede
verse alterado debido a cambios en el entorno o por la aparición de una nueva
oportunidad para la empresa.
Por su parte la
diversificación representa el último nivel de la expansión, el nivel más
avanzado de desarrollo, y por ende, la estrategia más arriesgada. Es así como una PYME decidida a
diversificarse deberá proceder, estando segura de contar con las competencias
necesarias para poder realizar la nueva actividad, utilizando como estrategia,
la creación de sinergias dentro de la empresa que faciliten la utilización de
los mismos recursos o habilidades para
hacerle frente al nuevo reto.
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