Cuando hacemos referencia
al crecimiento de la empresa, sucede lo mismo que cuando hablamos de
crecimiento económico, este es parte del desarrollo, no lo constituye. De esta forma, el crecimiento empresarial se
asume como el aumento de tamaño, que implica mayor percepción de ingresos,
recursos y herramientas que con el tiempo gestionarán el desarrollo de la
empresa. El desarrollo empresarial, se
percibe desde dentro hacia afuera, iniciando con el mejoramiento de procesos y
procedimientos internos, para luego proyectar dicha mejora con el aumento de la
competitividad en el mercado. La
creación y el desarrollo de una cultura organizacional dinámica y
participativa, la formación del personal, la gestión de la innovación,
implementación de sistemas de comunicación y evaluación de desempeño internos,
entre otros, son parte de la expresión de desarrollo de la empresa, que luego
se traducen en expansión y diversificación empresarial.
Escandon, Diana, & Arias, Alberto
(2011), en su artículo, Factores que componen la competitividad de las empresas
creadas por mujeres y las relaciones entre ellos, hacen énfasis en la teoría de
los recursos y capacidades, adjudicando el logro de la competitividad a través
de los propios recursos de la empresa, en especial el recurso humano, concebido
como todo el tipo de conocimiento y capacidades que obtiene o desarrolla un
individuo a lo largo de su vida. Es así como
el desarrollo endógeno de la empresa fundamenta
sus bases en el individuo que la lidera, su equipo de trabajo y los recursos
que a través de sus capacidades generan alrededor de la empresa. Lo anterior
pone de relieve la importancia de la inversión en capital humano, ya que a partir
de ella, se tendrán líderes independientemente sean hombres o mujeres, más
cualificados para la toma de decisiones y el aprovechamiento de oportunidades.
Asimismo, se debe considerar la mayor
participación en la economía de mujeres empresarias, sus dificultades para
emprender y desarrollar sus proyectos, ya que si bien es cierto que la brecha
entre roles masculinos y femeninos disminuye con el paso del tiempo, debido a la
impronta femenina en los negocios; aún persisten dificultades provenientes del
machismo, traducidas en mayores dificultades para la mujer en temas de
negociación, relaciones con proveedores y clientes, entre otros. Por ello, en cuanto lo permita la situación
socioeconómica a la que pertenezcan, las mujeres deben buscar por todos los
medios una cualificación adecuada, que les permita establecerse en el ambiente empresarial con todos los
méritos que ello merece.[1]
[1] Véase más en:
Escandon Barbosa, Diana, & Arias Sandoval, Alberto. (2011). Factores que
componen la competitividad de las empresas creadas por mujeres y las relaciones
entre ellos. Cuadernos de administración.
24, 165-181.
No hay comentarios:
Publicar un comentario