Es normal que al día de hoy nos
preguntemos sobre qué hay que hacer para sobrevivir a las empresas más grandes y/o,
en cuanto a la forma de codearnos con la competencia local.
Ante todo, no siempre debemos o
podemos enfocarnos en los precios, ya que se hace imposible competir con
aquellos que con mayores niveles de
producción, mejores instalaciones/maquinarias y facilidades para transportar
sus productos, pueden permitirse el vender a menores precios. El pequeño
empresario debe visualizar su ventaja competitiva desde otra perspectiva: Su
originalidad.
Conocer el producto y estudiar
cuidadosamente el cómo diferenciarnos de los demás, resulta ser un ingrediente
muy importante para alcanzar el éxito empresarial. Una panadería querrá ser reconocida
por su fórmula para pasteles, la decoración, diversidad de productos o el
servicio que se preste al movilizar el producto. Es así como cada empresario
debe diseñar su estrategia diferenciadora, para que el valor agregado que posea
su producto sea capaz de comunicar al cliente, las razones del por qué
comprarle a él y no a los demás.
Para realizar este análisis de
originalidad es conveniente comparar el producto en cuestión con el de los
competidores, evaluando entre otros, los siguientes puntos:
- Ventajas y desventajas de mis productos en comparación con los de la competencia.
- Beneficios que tienen mis clientes al comprarme a mí en vez de a la competencia.
- Beneficios que ofrecen mis competidores y que yo no estoy ofreciendo.
- Estrategias que usan mis competidores para vender sus productos.
En
definitiva, competir en precios no lo es todo! Es cuestión de echar a andar
nuestra creatividad, y dejar aflorar las maneras de abrirse camino en donde
aparentemente no se concibe uno. Todo un reto!
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