Las condiciones que caracterizan a las regiones periféricas, las
colocan en una posición de desventaja respecto a otras con entornos más
favorables y altos niveles de desarrollo. Un claro ejemplo de ello, son los
países de América Latina frente a Estados Unidos y los miembros de la Unión
Europea. No obstante, dentro de las
regiones de mayor crecimiento, también existen economías que por razones,
históricas, políticas, sociales, geográficas, entre otras, adquieren la
categoría de periféricas, mostrando un desarrollo más pausado respecto a las
demás. Esta situación de atraso incide en
gran medida en el desarrollo del tejido productivo, colocando frente a las
empresas de naturaleza periférica, un escenario complejo y difícil de abordar.
De
acuerdo con esta realidad, tendremos que una PYME inserta en economías centrales o
núcleos[1],
con un desarrollo tecnológico superior, mejores condiciones salariales, con una
apuesta fuerte en formación de capital humano, y políticas de intervención más
efectivas; tendrá mayores oportunidades de crecimiento que una PYME de la
periferia, cuyas condiciones estarán siempre en desventaja en términos
comparativos, a pesar de estar ubicada en regiones desarrolladas.
Como bien afirma la Comisión Económica
para América Latina (2008), en su estudio, Una nueva visita a la teoría del
desarrollo económico, a la falta de competencias de los lideres empresariales
para gerenciar y liderar, al ineficiente apoyo de servicios públicos y al lento
atraso en el proceso de maduración de sus fuerzas productivas, se debe que la
periferia cuente con un tejido empresarial con cierto atraso respecto a la
frontera tecnológica internacional, y sus empresas sean de menor tamaño que las
de países desarrollados. No obstante, la
permanencia de dichas limitantes no significa que no exista crecimiento, es
más, la cuestión no es recetarle una medicina para corregir sus deficiencias,
sino comprender ese proceso de crecimiento y desarrollo, y partir del mismo
para reflexiones que apunten hacia su mejoramiento[2].
Por otra parte, la
condición de desventaja no siempre tiene connotaciones negativas para el
empresario, ya que tales limitantes o carencias, pueden llegar a convertirse en
retos y motivaciones para quienes emprenden proyectos empresariales, con ánimo
de sobrevivir e imponerse al entorno adverso, de cara a sus necesidades más
profundas. Es así como muchas
iniciativas empresariales nacidas en ambientes socioeconómicos periféricos, han
logrado alcanzar un desarrollo excepcional, a tal punto de convertirse en
grandes empresas y posicionarse en el mercado internacional.
[1] Ver sobre modelo
Núcleo-periferia en: Johnston, R. J., Gregory, Derek & Smith David. (1994). The Dictionary of human geography. (Third
Edition). Massachusetts, USA. Author. P. 95.
[2]
Véase más
en: Comisión Económica para América Latina y el Caribe. (2008). Una nueva
visita a la teoría del desarrollo económico. Santiago de Chile, Chile: Naciones
Unidas. Pág. 9.