miércoles, 6 de junio de 2012

Nace un imperio... nace Inditex


Al contar con la experiencia laboral en el campo, como hemos evidenciado en las entradas anteriores, Amancio se ve capacitado y motivado a cumplir su sueño, Amancio monta  el primer taller en la Rúa San Rosendo de A Coruña, con su hermano Antonio, abren una cuenta corriente con 2,500 pesetas; inyección que en 1963 dio vida a GOA S.A. (Sus iniciales y las de su hermano en sentido inverso).  Un cuco para abrigar bebés fue la primera prenda que Primitiva y Rosalía elaboraron para dar la bienvenida al proyecto que acababa de nacer.  Sin embargo, pasado un tiempo, ocurre un suceso que marcará la historia del equipo emprendedor: trabajando aún en La Maja, Amancio contempla a unas clientas remirando unas batas en la vitrina, y así se le ocurre producirlas, pero con la salvedad de adaptar los costes de confección al precio al que pretende vender la prenda, no al revés como era lo normal; filosofía actual de Zara.  Se toma de modelo una bata rosada elaborada en Cataluña y la cortan en partes para obtener el primer patrón de cartón marcado a tiza, del primer producto estrella de la empresa.  Las batas son distribuidas en principio, en tiendas de Galicia y Asturias, con miras a conquistar el mercado de toda España. 

Blanco y Salgado, mencionan en su obra, que Javier Cañas Caramelo, sobrino de José Antonio Caramelo, recuerda que las tiendas vendían las batas a 140 pesetas.  Por su parte el periodista Rubén Ventureira, en una publicación de La voz de Galicia, “Teles” viajas a medio millón, afirma que la primera bata se vendió en los comercios a 98 pesetas.

Conocido el mercado nacional, emprende sus primeros pasos hacia el internacional.  En compañía de Javier Cañas Caramelo visita en el mismo año de fundación, una feria de lencería en París y se quedan un mes en la ciudad para investigar y hacer contactos. 


Calle San Rosendo, primer taller de Amancio. Fotografía propia, tomada el 19/01/12

El tema de los proveedores era muy difícil en aquella época, ya que las industrias que existían solían absorber la producción de tejidos, tenía que contarse con alguna recomendación para lograr acceso a ellos.  Dificultad que Amancio y sus colaboradores vencieron con la recomendación de la madre de Caramelo, que tenía un pequeño negocio de ropa infantil; fue así como consiguieron un proveedor en Barcelona.
 
 

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